Ingredientes:
- Los restos de pescado que nos queden al hacer el caldo en la espina o un filete del pescado que prefiramos desmigajado.
- 30gr de harina de avena o harina de trigo
- 20ml de aceite de oliva virgen extra
- 250 ml de bebida vegetal de avena
- 1 cucharada de harina de garbanzos (o 1 huevo batido si en casa no hay problemas de alergias o intolerancias)
- Pan rallado
Preparación:
Lo primero que tendremos que hacer será desmigajar el pescado y con 100 ojos para que no se nos quede ninguna espina, muy importante para no llevarnos ningún susto con los peques.
En un cazo pondremos el aceite y la harina y rehogaremos durante un minuto mas o menos, con ayuda de unas varillas, no podremos parar de remover la mezcla para que no se nos pegue, iremos echando la bebida vegetal poco a poco, podemos poner primero unos 150 ml y remover bien la mezcla hasta que la harina quede disuelta y no nos queden grumos, veremos que se empieza a espesar poco a poco, echamos el resto de la leche y seguimos removiendo hasta obtener una mezcla espesa, tiene que quedar más espesa que si fuera para una lasaña o canelones por ejemplo y esta será la bechamel de nuestras croquetas.
En un bol pondremos el pescado y cubriremos con la bechamel, si echamos mucha bechamel corremos el peligro de que nos quede una masa demasiado blanda y luego nos costará más trabajo poder darle forma a las croquetas.
Dejamos reposar la mezcla anterior hasta que se temple para que podamos manipularla con las manos.
Vamos dando forma de croquetas con las manos y pasando por el huevo o harina de garbanzos disuelta en agua y pan rallado, las vamos colocando sobre papel de horno.
Pulverizamos las croquetas con un poco de aceite y al horno durante 20 minutos a 200ºC. También podéis “freírlas” en una freidora sin aceite tipo Philips AirFryer, es más rápido que el horno y quedan geniales como si estuvieran fritas en aceite.
Si os sobra masa también podéis emplearla para rellenar unas obleas.
¡Buen provecho!