Para los que me seguís por las redes ya sabéis que desde anoche andaba con algo entre manos pues bien aquí tenéis el resultado, Roscón de Reyes sin lactosa, apto para pequeños y mayores. Lleva azúcar de coco (al final de la receta os cuento porque azúcar de coco), sigo investigando, la próxima sin azúcar, pero bueno estamos en navidades y a nadie amarga un dulce, un día es un día.
Ingredientes masa madre:
- 75gr harina de fuerza
- 50 ml bebida de avena
- ½ cucharadita de azúcar de coco
- 7gr de levadura fresca de panadero
Primero preparamos la masa madre, para ello en un bol tamizaremos la harina junto con el azúcar de coco.
Disolvemos la levadura en el vaso de la bebida de avena.
En el bol de la harina hacemos un hueco en el centro y vertemos la bebida de avena junto con la levadura, removemos para que nos quede una mezcla homogénea,
nos enharinamos las manos (manchamos las mano de harina) para seguir amasando hasta que podamos hacer una bola, si necesitamos añadir un poco de harina iremos espolvoreándola por encima de la masa hasta conseguir una bola que no sea demasiado pegajosa.
Le haremos una cruz en la parte superior para acelerar un poco el proceso de subida.
Llenamos un recipiente con agua templada y ponemos la masa anterior dentro, se tiene que quedar en el fondo.
Esperamos unos 15-20 minutos, hay que tener paciencia, aunque parezca que va a pasar el tiempo y nunca va a subir sube, a los 18 minutos tachán da un salto y comienza a flotar la masa, doblando su tamaño inicial, en este momento ya tendríamos nuestra masa madre para continuar con el proceso del Roscón.
Y para que veáis que es verdad aquí lo tenéis flotando y con el doble de su volumen.
Ingredientes masa roscón:
- 300 gr harina de fuerza
- 15 gr levadura fresca de panadero
- 50 ml bebida vegetal de avena templada
- Ralladura de 1 naranja y 1 limón
- 2 huevos
- 15 ml agua de azahar
- 150 gr de azúcar de coco
- 50 gr de aceite de oliva virgen extra
Preparación de la masa:
Aunque parezca difícil veréis que es igual de sencillo que hacer un bizcocho con la diferencia de que la masa del roscón es necesario dejarla reposar y necesita su tiempo para que suba.
En un bol batimos los huevos con ayuda de una varillas y vamos añadiendo el azúcar, la ralladura del limón y naranja,
Batimos todo bien con la varilla y si tenemos batidora o amasadora con el accesorio de las varillas en un minuto lo tenemos.
En otro bol echamos la harina tamizada, hacemos un hueco en el centro y echamos la mezcla del vol anterior (huevos, azúcar, ralladuras) , en el vaso de la bebida vegetal disolvemos la levadura y lo incorporamos a la mezcla anterior,
en el caso de tener amasadora con el accesorio del gancho amasáremos un par de minutos hasta que tengamos un mezcla homogénea que veamos que podemos trabajar con las manos, sino tenemos amasadora no pasa nada, nos tocará hacerlo con las manos, removeremos todo con ayuda de una cuchara o lengua.
Añadimos el aceite, el agua de azahar y la masa madre, seguimos mezclando todo, en caso de ser necesario en ambos casos porque veamos que la mezcla es muy líquida iremos espolvoreando la masa con harina.
Por ultimo, preparamos una superficie lisa donde vamos a terminar de amasar nuestro roscón, en nuestro caso tenemos un tapete de silicona que es el mismo que utilizamos para preparar las pizzas, pero si tenéis la suerte de tener una buena encimera también podéis hacerlo ahí, enharinamos esta superficie y nuestras manos y trabajaremos la masa otros 5-10 minutos. El resultado tiene que ser una masa homogénea, elástica y un poco pegajosa (poco pegajosa) y hacemos una bola.
Tapamos la masa con un paño de algodón y dejamos reposar durante unas 3 horas como mínimo. En mi caso me gusta prepararlo por la noche y así lo dejo reposar toda la noche y por la mañana ya lo termino, pero sobre gustos…
Cuando la masa ha doblado su volumen como mínimo ya podemos formar el roscón. En la bandeja del horno colocamos papel de horno y ponemos la masa ya con la forma, la dejaremos bien estirada u con un huevo grande, ya que tiene que volver a doblar su tamaño y sino se nos cerrará el hueco.
Lo volvemos a dejar reposar durante otro par de horas tapado con un paño de cocina de algodón. Si el paño esta humedecido el proceso de subida se acelera un poquito y tenemos que esperar menos tiempo, aunque ya sabéis que las prisas en las cocinas no son buenas, aunque bueno por acelerar un poco el proceso tampoco pasa nada. Tiene que volver a doblar su volumen
Ingredientes para decorar el roscón:
- 1 huevo
- 1 cucharada de bebida de avena
- Azúcar de coco
- 1 naranja
- Almendras en laminas o trituradas
- (todo lo que os apetezca)
Para terminar, si ya esta llegando a su fin, precalentamos el horno a 200ºC y en un cuenco batimos el huevo con la leche, con ayuda de un pincel pintamos el roscón con esta mezcla con cuidado de no pincharlo, tienen que ser toque suaves.
Humedecemos un poco de azúcar y lo espolvoreamos por encima, cortamos unas rodajas de naranja, esto ya es un poco al gusto de cada uno y las vamos colocando sobre el roscón y ya por último espolvoreamos la almendra triturada.
Metemos el roscón en el horno y bajamos la temperatura a 180ºC, a los 10 minutos bajamos la temperatura a 170ºC y lo dejamos otros 10 minutos, siempre teniendo cuidado que no se queme la superficie si no, ponemos papel albal por encima.
Dejamos enfriar y ya tenemos nuestro roscón, apto para pequeños y mayores.
Para los que os preguntéis por qué azúcar de coco, pues bien, el azúcar de coco es un alimento con índice glucémico bajo, la miel tiene un IG de 87, el azúcar blanco de 59 y el azúcar de coco de 35.
Este tipo de alimentos están indicados para personas que quieren mantener y controlar sus niveles de azúcar en sangre.
Otra propiedad a destacar es su contenido nutricional, mucho mayor al de otros azúcares comerciales. El azúcar de coco es rico en potasio, magnesio, zinc y hierro, y es una fuente natural de vitaminas B1, B2, B3, B6 y C.
También contiene 16 de los 20 aminoácidos esenciales. El que se encuentra con mayor cantidad es la glutamina. Este aminoácido nos permite mantener un equilibrio ácido/alcalino en nuestro cuerpo y nos ayuda a controlar los impulsos de ingerir alimentos dulces.
Además es el azúcar más natural, ecológico y sostenible.